sábado, 4 de octubre de 2014

Pico Tempestades (3290 metros)

10/08/14.
Ibon de Yosas.                          
Nos levantamos con dolor en todos los huesos del cuerpo con la sensación de habernos despertado más de 100 veces a lo largo de la noche y tras un breve desayuno,desmontamos tiendas en ese idílico lugar a casi 2500 m y comenzamos lentamente la ascensión.

En breves aparece ante nosotros el pequeño ibón superior de Yosás, que dejamos a mano dcha, entre grandes bloques de granito nos vamos desenvolviendo para ganar altura hasta llegar al largo collado desde el que se divisan los lagos de Vallibierna, por ahí bajaremos a estos una vez hayamos hecho el pico y  en el superior pernoctaremos para continuar la GR-11 Ramón y yo al día siguiente dirección al refugio de Connangles. Borja nos abandonará pues tiene otros proyectos para los próximos días.

En el collado decide abandonar la subida Ramón, pues no se ve con energía o ánimo para subir el pico y decide ir bajando poco a poco al ibón para esperarnos allí. Borja y yo escondemos parte de la pesada mochila entre las rocas para aligerar la subida y entre risas y bromas nos despedimos del compañero, ignorantes de lo que el cruel destino nos depara. Como reza el título de un libro y después de una vieja película: "la insoportable levedad del ser", una dura enseñanza que la vida nos recordará a fuego y golpe de forja.

De nuevo toca avanzar a saltos y agarres con las manos entre grandes bloques graníticos, siguiendo los hitos intermitentes complementados con algo de intuición, y haciendo pequeñas rectificaciones vamos avanzando en nuestra ascensión. A mano derecha primero el pico Russell, después el Margalida y en frente nuestro objetivo.

El último tramo con fuerte grado de inclinación y alguna pequeña trepada nos lleva a la cumbre. Las vistas espectaculares, viendo la fila humana negociando el paso de Mahoma del Aneto y el pico que subí el día anterior: el Aragüells, entre otros muchos lugares emblemáticos.

A la bajada evitamos los grandes bloques pues ya estamos un poco saturados (yo más, que es mi segundo día), y pisamos grandes losas y neveros cuando se nos presenta la oportunidad.

Al llegar de nuevo al collado por el que bajaremos al ibón superior de Vallibierna, descansamos un poco y recogemos el lastre que hemos dejado escondido para la subida.

Comenzamos la bajada con ganas de reencontrarnos con nuestro amigo Ramón, pero el cruel destino no lo permitirá, pues un trágico accidente nos privará para siempre de su compañía. Una dura y cruel enseñanza de humildad ante la naturaleza, cuya única cura es la resignación.

Una bonita frase en homenaje a esta excelente e insustituible persona, robada de un gran amigo suyo al que ahora he tenido la suerte de conocer, servirá de colofón. Allá donde estes, amigo por siempre, Ramón, Grande, reparte tu alegría y buen humor.

"Nos has dejado más tristes,  pero el cielo ahora será un poco
más alegre".

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